Murray Rothbard como libertario de izquierdas

Ago 23 • Mutualismo • 10037 Views • 7 comentarios en Murray Rothbard como libertario de izquierdas

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“Libertarianism is a people’s movement and a liberation movement” – Rothbard

Aunque Rothbard es frecuentemente calumniado desde ciertos sectores, ello se debe más a la ignorancia que a un conocimiento preciso de su obra.
Rothbard no fue un liberal vulgar, sino –sobre todo en la década de 1960- un intelectual progresista que se opuso a la guerra de Vietnam, a las patentes, al estatismo corporativo, a las leyes contra el aborto, a la discriminación racial, a los latifundios (sobre todo en el Tercer Mundo), y a las privatizaciones que acababan en manos de los amigos del gobierno.

Por supuesto, no todas sus opiniones son admisibles; justificó la propiedad ausente de la tierra siempre que hubiese una mezcla previa de trabajo por parte del propietario –tomando selectivamente de Locke-, y, sobre todo, tendió a desconsiderar tanto las repercusiones de la llamada “acumulación primitiva” en la actual estructura de clases como la posibilidad de una sociedad donde el capital fuese dirigido por el trabajo. Por otro lado, tiendo a pensar que su revisión de La doctrina de Tucker y Spooner es una justificación poco argumentada de sus propias ideas, con algunos hombres de paja. Pero no deben subestimarse sus excelentes aportes en otros campos, perfectamente compatibles con cualquier clase de anarquismo.

Ética y derecho

En el plano de la ética, sentó las bases del moderno derecho libertario, por encima de No Treason, el libro de Lysander Spooner que tanto le influyó.
Para Rothbard, cada ser humano tiene un derecho inalienable sobre sí mismo y sus productos en virtud del dominio natural que mantiene sobre su cuerpo y su voluntad, y de la capacidad para transformar la naturaleza mediante el trabajo. Pretendió establecer una ética universal y aplicable a todo el género humano, independientemente de la raza, el sexo o la religión; destruyendo los prejuicios racistas, sexistas y religiosos. (Este es un buen argumento para considerar a los left-libertarian como los auténticos rothbardianos). En cierto sentido, su concepción del derecho natural es revolucionaria: su estudio de las características esenciales de la naturaleza humana le conducen a la necesidad de abolir el Estado. Como él mismo lo expresa:

“Si toda persona tiene derecho a poseer su propio cuerpo, y si todos los hombres tienen que usar y transformar los objetos materiales para poder sobrevivir, entonces todos tienen derecho a la propiedad de los productos que han conseguido mediante su energía y su esfuerzo, en cuanto que son una verdadera extensión de su personalidad”. (La ética de la libertad, p. 85)

Esto significa que todo impuesto no es más que un robo que debe ser repelido, con la fuerza si fuese necesario.

Guerra e imperialismo

Como corolario de su teoría del derecho, Rothbard se oponía fervientemente a toda guerra que no se dirigiese “única y exclusivamente contra los delincuentes” (Ibidem, p.263). Aunque a primera vista parece una afirmación conservadora, sus implicaciones son radicalmente progresistas: toda guerra por motivos étnicos, de conquista, ampliación de mercados o anti-comunista queda terminantemente prohibida por su sistema ético. Virtualmente condena todas las guerras que suceden actualmente en el mundo.

Mientras capitalistas como Ludwig von Mises simpatizaban con el imperialismo, Rothbard lo condenó enérgicamente:

“Los conservadores –y algunos libertarios- han sostenido a menudo que debe tolerarse el imperialismo occidental sobre los países subdesarrollados porque respeta los derechos de propiedad en mucha mayor medida que cualquiera de los regímenes nativos sucesores. Pero, para empezar, juzgar lo que debe venir a continuación del status quo es puro ejercicio especulativo, mientras que la opresión de los actuales dominadores imperialistas sobre la población de B es demasiado real y culpable.” (Ibidem, p. 270).

Igualmente, y a pesar de defender la libre posesión de armas, se enfrentó a los conservadores anti-comunistas en el asunto de las armas nucleares. A partir de su sistema ético, según el cual las guerras son justas solo si se dirigen “única y exclusivamente contra los delincuentes”, propone el desarme nuclear y dirige una crítica certera contra estas armas:

“Mientras que el arco y la flecha o el rifle pueden apuntar directa y únicamente a los delincuentes verdaderos y concretos, no lo pueden hacer las modernas armas nucleares. […] La característica básica de las armas nucleares es precisamente la circunstancia de que no es posible hacer un uso selectivo de las mismas, no pueden ser utilizadas según los esquemas libertarios. Por consiguiente, debe condenarse ya su simple existencia y el desarme nuclear se convierte en un bien que debe ser buscado en razón de sí mismo”. (Ibidem, pp. 263-264).

Capitalismo y corporativismo

En mi opinión, la definición de “capitalismo” de Rothbard es errónea; el capitalismo siempre fue el sistema donde el trabajo permanecía divorciado del capital, constantemente mantenido por la intervención estatal. Pero debe reconocérsele la franqueza de distinguir entre el “capitalismo de laissez faire”, definido como un sistema de intercambios voluntarios, y el “capitalismo estatal”, donde el Estado privilegia por la fuerza a las grandes empresas y los grupos de poder. Rothbard condenó enérgicamente esta última forma de capitalismo (Un futuro de paz y capitalismo).

Además de criticar los cárteles empresariales de posguerra –política que bautizó como “colectivismo de guerra”-, se enfrentó a la visión de los conservadores sobre las grandes empresas como la “minoría más perseguida”, típica de Rand o Mises, denunciando la realidad del capitalismo estatal:

“Hace algún tiempo llegué a la conclusión de que la principal falla en la obra y el pensamiento actual de nuestros libertarios y “liberales clásicos” consiste en una absoluta incomprensión de las grandes empresas. Hay una tendencia a sacralizar a la gran empresa per se […] además de que no llegan a comprender que mientras que la gran empresa merecería elogios si consiguiera hacerse grande a través del libre mercado puro, en el mundo contemporáneo de neomercantilismo y lo que es esencialmente un estado corporativo neofascista, un gran tamaño es sospechoso a priori, dado que las grandes empresas probablemente han llegado a serlo mediante una sofisticadísima y crucial red de subsidios, privilegios, y concesiones directas e indirectas de protección monopolística.” (Correspondencia privada, extraída del blog de Peter Klein)

Por último, pocas políticas son tan contrarias a los intereses de las grandes empresas como la abolición de la propiedad intelectual. Rothbard defendió esta medida en base a que “nadie tiene derecho de propiedad sobre los conocimientos que un tercero alberga en su cabeza” (La ética de la libertad, p. 178).

Privatizaciones

Los críticos de Rothbard tienen razón cuando afirman que pretendía privatizar las funciones del Estado (debo matizar; todas las funciones que el público esté dispuesto a sufragar), pero yerran al suponer que semejante medida está diseñada para expropiar a los pobres. Tal medida ya fue propagada por los mutualistas del siglo XIX como forma de empoderar a los trabajadores, liberándolos del peso de cargar con el aparato burocrático y privilegiado del Estado. Proudhon, su máximo representante, hablaba de “disolver el gobierno en el organismo económico”, y eso es exactamente lo que significa “privatizar”, a pesar de las connotaciones negativas que ha adquirido el término a raíz de las privatizaciones fascistas de Thatcher o Reagan –que el propio Rothbard criticó fervientemente.

La política de privatizaciones defendida por Rothbard era radicalmente revolucionaria: no se trataba de transferir la riqueza desde el Estado a los grupos de poder, sino de entregársela a sus primeros ocupantes, es decir, a los que eran sus trabajadores en ese momento. Los obreros y campesinos de las fábricas y campos nacionalizados, así como los administrativos de las oficinas de gobierno, deberían ser los propietarios de sus ‘medios de producción’. Así mismo, Rothbard criticó las propiedades semi-privadas adquiridas por particulares gracias a su afinidad con la camarilla de gobierno mediante la agresión; los latifundios latinoamericanos o los activos de algunas grandes empresas deberían ser entregados a sus trabajadores. “La tierra para los campesinos y las fábricas para los obreros”, gritaba Rothbard en base a su sistema de propiedad legítima (Confiscation and The Homestead Principle).


Conclusión

Personalmente, me apena que muchos anarquistas e incluso mutualistas no hayan sabido apreciar la obra de Rothbard, que hizo la mayor contribución al derecho libertario desde Lysander Spooner, y jugó un digno papel en el seno de la Nueva Izquierda de 1960 y los movimientos anti-guerra. Temo que hayan dejado de lado la sinceridad ideológica por la conveniencia política, ya que en ciertos grupos cae bien cualquier crítica al anarcocapitalismo, independientemente de qué entienda la otra parte por “capitalismo”.

Uno puede legítimamente no citar a Rothbard en absoluto por no estar de acuerdo con él en nada, pero desconfío de la mayoría de quienes actúan así, y creo que de tras de esto se esconde casi siempre un dogmatismo inseguro y fanático. Es una cuestión de madurez ideológica reconocer los puntos comunes con ideologías aparentemente contrarias.

En mi opinión, Rothbard sobrepasa con creces a la gran mayoría de los anarcocapitalistas contemporáneos; no solo en el campo de la economía o el derecho, sino en la percepción de muchos problemas que estos últimos desecharían como «prejuicios izquierdistas». Rothbard es un anarquista de pleno derecho que merece ser leído por todos los que se califican como tales.

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7 Responses to Murray Rothbard como libertario de izquierdas

  1. Kunster dice:

    Rothbard es un pensador que me fascina. Sus ideas son una combinación perfecta de la defensa del libre mercado y la moral de izquierdas. Ni es un conservador disfrazado de neoliberal ni es un izquierdista insoportable que peque de colectivista.
    Sin embargo, hay que tener cuidado cuando dice “La tierra para los campesinos y las fábricas para los obreros”. Aunque entendía que las privatizaciones deben hacerse entregando los servicios públicos a los funcionarios, no defendía, como los mutualistas, que el capital fuera propiedad de los trabajadores. Esa actitud podría llegar a transformarse en un desdén por el bienestar de los trabajadores.

  2. Victor L. dice:

    En general estoy contigo, Kunster. Rothbard, junto con Kevin Carson y Roderick Long es de los intelectuales libertarios contemporáneos que más me gusta (de Karl Hess he leido muy poco aun, pero también podría entrar en la lista).

    Efectivamente, su slogan se refería únicamente a la privatización de los servicios públicos; en mi opinión uno de sus grandes fallos fue precisamente ese, no advertir las posibilidades de una sociedad gestionada por los trabajadores. Lo peor de todo es que sus artículos criticando al cooperativismo como ideología son muy pobres, me hubiera gustado saber su opinión de haber conocido la obra de Kevin Carson.

  3. A.Chena dice:

    Muy bueno victor!
    A mi Rothbard me cambió mi visión de muchas cosas.
    Sobre Hess te diré que en mi opinión no fue un gran teórico, y que era algo confuso, pero lo fascinante es su ejemplo vital, lo que hizo con su vida.

  4. farrulugo dice:

    Rothbard no fue un liberal vulgar, sino –sobre todo en la década de 1960- un intelectual progresista que se opuso a la guerra de Vietnam, a las patentes, al estatismo corporativo, a las leyes contra el aborto, a la discriminación racial, a los latifundios (sobre todo en el Tercer Mundo), y a las privatizaciones que acababan en manos de los amigos del gobierno.

    casi cualquier anarquista de derechas estaria ok con estas ideas…
    aqui hay otra version :
    http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=38030106

  5. Volin dice:

    Ya que citan a Proudhon, podemos agregar que el Anarquismo busca destruir el capital junto con el Estado. El anarquismo es constitutivamente anticapitalista y apartidista (no participa de la farsa electoral), sino no es anarqusimo. El señor Rothbard mantuvo su carrera academica a partir de ser financiado por grupos capitalistas de derecha y participo activamente en politica apoyando grupos de derecha extrema.
    Sigamos con Proudhon (que en esta pagina gusta tanto citar), el anarquismo busca la igualdad entre los individuos (politica, social y economica) mientras que Rothbard habla de «desigualdades naturales», considera la desigualdad un orden «natural» en una especie de darwinismo social.
    Asi podria seguir escribiendo paginas, marcando las infinitas diferencias entre Proudhon y Rothbard, o lo que es lo mismo entre Anarquismo y Liberalismo, porque son dos ideologias opuestas, los anarquistas buscamos abolir la propiedad privada y junto con ella el Capital, que no es sino una parte de la misma.

    • Tecato dice:

      Si los anarquistas quieren abolir la propiedad privada y el capital, a los comunistas les dejas sin trabajo. En todo caso estás hablando de anarquismo comunista, anarcocomunismo, anarcosindicalismo, anarquismo de izquierdas, anarquismo postizquierda, etc. Una ojeada a la Wikipedia y te aclaras. No obstante, una puntualización: libertad e igualdad son como el agua y el aceite, y la libertad es el fin de la anarquía por encima de todo.

  6. Jon Ander dice:

    Mira, te voy a aceptar que Rothbard es anarquista, pero… ¿de izquierdas económicamente hablando? ¿En serio?

    Creo que es la primera vez que oigo hablar de un pensador económico de izquierdas que acepta el capitalismo… Es más, que lo defiende contra viento y marea.

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