Entrevista a Horacio Langlois, por Nicolás Morás
Como excepción a nuestra política, publicamos aquí una entrevista de Nicolás Morás a Horacio Langlois, compañeros y amigos de la página ambos. Horacio es un viejo conocido para nuestros lectores: mutualista reconocido, escribía habitualmente en Orden Espontáneo y Natural y pasa por ser sin duda una de las mejores plumas del movimiento libertario en castellano. Su principal trabajo es un ensayo, todavía inacabado, sobre una teoría del Estado libertaria. Sin más preámbulos, adelante.
Nicolás Morás: en definitiva, como reza la descripción de tu blog, es el primero y único en tratar los temas de las posturas económicas dentro del movimiento anarquista para el público argentino. ¿Cómo surgió la iniciativa?
Horacio Langlois: La iniciativa surgió básicamente por eso, porque era algo que no existía. Tiempo antes de comenzar a escribir en el blog, participaba en discusiones y debates en Internet que nunca llevaban a nada; y de a poco descubrí las razones. Principalmente la falta de interés en analizar los hechos desde una óptica objetiva y desprejuiciada es una constante, no sólo entre los anarquistas, sino entre individuos de todos los signos políticos. No estoy diciendo que esto sea del todo posible, pero vale la pena intentarlo. Es mejor una media verdad, que una verdad falsa con apariencia irrebatible.
También es notable la falta de interés en abrirse a otro tipo de ideas y lecturas, y esto lo presencié desde un principio. Muchos anarcocomunistas (y de otras tendencias) solían “mandarme” a leer determinados textos de determinados autores, que me tomaba el trabajo de leer. Pero esperar a que ellos tomen la misma actitud con recomendaciones mías, era totalmente en vano. La idea del blog va un poco por ese lado: sin adoptar ningún signo particular, mostrar como los conceptos y argumentos pueden ser independientes de quienes los emiten. Creo que poner en contacto anarquistas de todo tipo con ideas más variadas y hasta contrarias es más que positivo.
NM: en tu libro, Teoría del Estado, comenzás el capítulo sobre el libre mercado con este fragmento:
«El mercado se basa principalmente en el intercambio voluntario: una relación mutuamente beneficiosa en la que dos individuos truecan bienes de menor valor por otros de mayor valor entre sí. El valor de un bien aquí debe entenderse como una apreciación subjetiva e individual basada en la utilidad que las personas estiman que le reporta dicho bien. De esto se deduce que si un individuo posee un bien A pero desea un bien B, y otro posee un bien B pero desea un bien A, establecerán entre ellos un intercambio y ambos saldrán ganando. Esto no es más que lo que vemos día a día en el mercado, y en casi cada relación social. Si el intercambio voluntario no aumentara la utilidad de cada uno de los participantes, este simplemente no tendría lugar. Si bien nuestra imaginación tiende a representarnos este proceso como un simple trueque directo de bienes, la verdad es que el intercambio monetario se rige por los mismos principios.»
¿Te considerás austriáco?
HL: En primer lugar, más que un “libro”, el trabajo sobre la teoría del Estado es más una “recopilación” propia de ideas (que como se puede ver, está inconcluso). En segundo lugar, no me considero austriaco en el sentido estricto del término. Formar parte de la escuela austriaca conlleva muchos otros requisitos que no creo cumplir, fuera de la defensa del intercambio voluntario o la teoría subjetiva del valor: la adopción de la praxeología de Mises, el rechazo al formalismo matemático, un patrón oro rígido y hasta obligatorio, el liberalismo político, etc.
Adopto muchos conceptos de la escuela austriaca, así como adopto algunos de la teoría de la elección pública, cuando ambas difieren enormemente en su metodología. Lo mismo con algunas ideas de Marx. Y por supuesto, la base filosófico-política clásica de Proudhon y Bakunin, entre otros. Creo que me esfuerzo mucho en demostrar la medida en que tal conjunto de ideas no son contradictorias y pueden amalgamarse en forma satisfactoria.
NM: ¿Adherís al free-banking como factor libertador de la economía. En el presente, entiendes el colapso del sistema financiero?
HL: En efecto, adhiero al llamado free-banking como medio de emancipación del Estado y los grandes bancos por parte de los verdaderos productores. Creo que está a la vista el hecho de que el desastre financiero y el malestar económico actual son una grave consecuencia de la negación de tal sistema. Fuera de todo partidismo político, es evidente que el endeudamiento estatal es un problema en sí, más allá de las dimensiones que adopte, y que el principal efecto es una carga impositiva mayor sobre los productores y trabajadores. Esto es algo que economistas como Stiglitz o Krugman no pueden negar, sólo que lo consideran un mal menor en comparación con otros. Olvidan que el gasto público financiado con la deuda es realizado por agentes privados (o que beneficia a grupos privados), mientras que las cargas impositivas necesarias para solventarlo son socializadas. Ni siquiera es necesario recurrir a Pareto para demostrar que esto, además de injusto, es ineficiente en el largo plazo: las restricciones que hoy en Argentina estamos sufriendo (en subsidios, servicios públicos y de transporte, abastecimiento de dólares, etc.) son una muestra de que un sistema deficitario debe pagarse en algún momento, incluso con diez años de crecimiento sostenido. Es decir, el “modelo Argentino” que proponen para solucionar la crisis de la deuda en Europa sólo posterga el problema hasta que aparece de nuevo.
De todas formas, la crisis actual está todavía muy “fresca”, y no es posible emitir juicios terminantes hasta que todos los detalles salgan a la luz (¡el caudal de información crece día a día!).
NM: No puedo evitar acordarme del ensayo Big Business and The Rise of American Statism de Childs, ¿lo has leido? De forma resumida, en qué etapas se divide la historia económica argentina? La ves como un país donde el lobby ha marcado tendencia?
HL: No he leído el ensayo que mencionás, pero espero poder hacerlo en algún momento. En historia económica siempre es un poco “peligroso”, desde mi punto de vista, hablar de “etapas”, como si se tratara de períodos de tiempo muy diferenciados y con rupturas muy marcadas. Por ejemplo, es difícil hablar de una etapa de historia argentina “colonial” y otra “independiente” como hacen algunos historiadores, cuando la posición argentina frente otras potencias siempre ha sido bastante dependiente. Pero a grandes rasgos, es posible hablar de:
(a) Una etapa como colonia de España entre el último cuarto del siglo XVIII y principios del siglo XIX, donde los productores eran obligados a rendir tributo a la corona española y a los grandes terratenientes ligados a ella.
(b) Otra de clara dependencia para con Gran Bretaña, desde la llamada “independencia” hasta el primer cuarto del siglo XX, con una clara diferenciación entre un centro portuario y comercial muy dinámico con una clase obrera urbana perseguida y reprimida (con picos de ebullición en los años ‘20), y un interior del país rural y “atrasado”, con un campesinado en condiciones de total explotación, donde el Estado llevó a cabo prácticas de verdadero aniquilamiento como en la Conquista del Desierto y en la Patagonia Rebelde.
(c) La formación de un Estado de tipo intervencionista desde 1930 hasta 1976, donde más allá de todo signo político, creció enormemente la influencia del empresariado industrial, y se propició mediante la dirección activa del gobierno la centralización de la industria y la banca, además de gestionar el control de la clase obrera mediante la cooptación de los líderes gremiales y, cuándo no, la represión directa. Muchos historiadores distinguen entre la Década Infame (1930-1943) y la llegada de Perón al gobierno en 1945, pero desde un punto económico, hay una continuidad clara en la estructura económica y en el tipo de acción del Estado; más allá de los tintes políticos o simbólicos y las medidas supraestructurales.
(d) La caída de este tipo de Estado debido a su propio peso y a los profundos cambios a nivel global en el área de las comunicaciones, la tecnología, la información, los mercados financieros, que llevaron a un entorno volátil e imprevisible. Los subsidios y subvenciones al sector privado se hicieron insostenibles, la inflación descontrolada llevó a una economía desorganizada y caótica, y la movilización de la clase obrera era cada vez más activa. Para contener el desastre social, el Estado debió reformularse y adoptar una postura abiertamente represiva, un gobierno de terror en el más amplio sentido de la palabra. Los grandes beneficiados fueron los grandes capitales financieros, que iban a la vanguardia gracias al impulso de las nuevas tecnologías y la complicidad gubernamental. Podría decirse que esta etapa continúa hasta nuestros días: buena parte de los problemas y mecanismos de gobierno son heredados de esta época, bajo un sistema político más democrático.
NM: ¿Qué rescatás del pensamiento económico mutualista?
Lo que rescato del mutualismo es bastante, de hecho, creo que es la corriente más avanzada dentro del anarquismo. Los anarcocomunistas carecen de una base económica coherente para analizar la realidad: más allá de que muchos se autoproclaman marxistas, desvían su atención a problemas de tipo filosófico, político o cultural, cuando ellos mismos, en principio, señalan su carácter “accesorio” para comprender la realidad. Por otro lado, los anarquistas que siguen exclusivamente a la escuela austriaca, tienen fundamentos económicos sólidos; pero pierden de vista algunos aspectos de la naturaleza del Estado volcándose hacia un conservadurismo tradicionalista bastante negativo para un movimiento que pretende emancipar a los productores. Algunos ven el mutualismo como una “tercera vía” o “vía intermedia” entre ambas tendencias, el equilibrio entre comunistas y austriacos; pero la verdad es que el mutualismo es mucho más que eso: es una corriente previa históricamente a las otras dos, incluso anterior a Marx. De hecho, el primer libro de Marx es un ataque directo al primer esbozo de mutualismo. El mutualismo es una visión bastante más general que la anarcocomunista y la austriaca, puesto que carece de sus prejuicios ideológicos.
NM: Además tratás varios temas históricos y filosóficos con formalidad académica pero sin renunciar en ningún momento a la valoración libertaria de los hechos. En «La legitimación ideológica del estado» retomás de las interpretaciones de Rothbard y Schumpeter sobre el rol de los intelectuales en las estructuras de poder. Impecables por cierto, (jugoso a mi juicio, proviniendo de dos políticos, el primero funcionario y el segundo precursor de iniciativas partidarias y aliancistas). Las bases ideológicas de los grupos de poder, ¿son resultado de un pensamiento dirigido a solventarlos o de exegetas que amoldan los conceptos de acuerdo a las necesidades políticas del momento de forma improvisada? Para vos, ¿qué rol ocupan los intelectuales en Argentina hoy?
HL: Hay una tendencia muy marcada entre los anarcocomunistas, que consiste en (haciendo un uso panfletario de Althusser) creer que la sociedad está dividida en dos estamentos claramente distinguibles, y que cada discurso está enmarcado en un discurso más amplio destinado a legitimar sus intereses “de clase”. Los discursos no serían verdaderos o falsos en un sentido objetivo; sino que serían discursos de vencedores y vencidos. Por supuesto, esto algo incomprobable y desde luego errado, a menos que creamos en ideas de tipo teleológicas o mesiánicas sobre la historia: en efecto, si toda idea es “de clase”, tal idea también lo es. Por lo que no sería más cierta que la otra, más que para defender determinados intereses sociales, los de la clase destinada a vencer en el fin de la historia. Y siempre es mejor estar con quienes vencerán indudablemente. Discrepo totalmente con tal visión de la ideología, más allá que adopto la idea marxista de la lucha de clases. Veo los discursos ideológicos más bien como formas de defender determinadas medidas, determinados momentos sociales, y es acertado el calificativo de “improvisado”. Los discursos se construyen a posteriori de los procesos sociales, para disipar los movimientos históricos que tienden a hacerlos desaparecer. Por lo que un discurso antiguo puede verse renovado si la situación lo amerita, un discurso absurdo puede tener sentido en determinado momento histórico, y un discurso con contenido verdadero puede ser utilizado para defender un contexto que no tiene mucho que ver con él. Como decía anteriormente, se trata de un “accesorio” de la estructura social, y no importa su verdadera adecuación con la realidad.
El rol que ocupan los intelectuales en Argentina es similar al que ocupan en cualquier sociedad dividida entre productores y explotadores. Por lo general, el origen social de los intelectuales delata sus posibles intenciones: muchos subsisten sin formar parte de la estructura productiva en forma directa. No estoy diciendo que su clase social determinará su discurso, sino que su forma de vida marcará su producción intelectual. El intelectual busca prestigio, atención, honores: así como un médico subsiste curando; el intelectual subsiste gracias a su opinión. Por lo que se dedicará a dar palabras al pensamiento de otros (quienes, desde luego, consumirán su producción). Si de momento le conviene prestar cuerpo a las ideas oficiales, lo hará sin problemas (en la medida que su “credibilidad” lo permita). Jorge Lanata podría haberse sumado al discurso oficial, pero estoy seguro de que le es mucho más redituable dedicarse a desarrollar el discurso opositor. Lo mismo los editores del diario Página 12, por ejemplo, si les hubiera resultado antieconómico el discurso oficial, se hubieran dedicado a otra cosa. Un intelectual se debe a su “público”, casi como un artista. Por eso tampoco creo en teorías conspirativas tan comunes hoy en día, que sentencia que todos los intelectuales son manipulados por intereses corporativos (del gobierno o de alguna empresa): simplemente trabajan para un público determinado que quiere oír determinada cosa.
NM: Para finalizar, tu obra se encuentra libre para la lectura y difusión (adjunto enlace en la publicación) Tenés sueños relacionados con la divulgación o hacés esto como una forma de activismo sin más proyecciones? Estás trabajando en nuevos proyectos?
Lamentablemente, no dispongo del tiempo o los recursos para dedicarme a la difusión de estas ideas con mayor ahínco. Si bien escribo cuando puedo, no dejo de intentar informarme ni de dejo pasar la oportunidad de reflexionar sobre la realidad. Espero poder dedicar este verano a continuar publicando en el blog.
Desde ya muchas gracias, es un placer poder charlar con vos.
NM: Post-data, ¿estudias economía?
HL: En realidad estoy estudiando Relaciones Comerciales Internacionales. Quería estudiar Economía, pero se dicta en la UBA y me queda lejos del trabajo, y en la Universidad de Tres de Febrero es la carrera que más materias tiene en común.
NM: Defínete con tres palabras
HL: ¿Hincha de Vélez?
NM: Jaja, un abrazo.
Related Posts
15 Responses to Entrevista a Horacio Langlois, por Nicolás Morás
Deja una respuesta
« El futuro de la justicia o el complejo judicial-industrial Gary Chartier nos presenta Markets not Capitalism »
Espectaculá !
Saludos!
Esta entrevista está excelente. Desconocía este blog y al echarle un vistazo me ha parecido muy bueno. Ya estoy leyendo el libre de este señor Horacio.
Gracias por compartir.
Gran entrevista.
Digo además que para facilitar la diferenciación entre lo que dice entrevistador y entrevistado he puesto las preguntas en negrita (supongo que el último «Jaja. Un abrazo» sería de Horacio) y he aprobado algún mensaje que el sistema había creído que era spam (hay muchos, muchísimos mensajes en spam, así que si veis que contestáis y no se publica nunca es porque se nos pasa de tanto mensaje que hay de spam por ahí…)
Edito: Bueno, no me queda del todo claro de quien será ese «Jaja. Un abrazo», la verdad, podría ser del entrevistador también.
Pregunto por qué no se puede ver el blog de langlois.
Parece que Horacio ha restringido el acceso a su blog, habrá que preguntarle a él.
El párrafo citado del texto de Langlois sería solo verdadero en una sociedad mercantil simple (no capitalista). En ese supuesto mercado del que habla el autor cada uno se presenta a intercambiar bienes. Ahora que pasa si yo no soy dueño de ningún medio de produción? (Como le ocurre al 95% de la poblacion) en ese caso no tengo ningún bien que intercambiar y me veo obligado a vender mi fuerza de trabajo para subsisitir. Repito, obligado, no hay nada de «voluntario» en ese «intercambio» en el que se basa la sociedad capitalista.
«Ahora que pasa si yo no soy dueño de ningún medio de produción? »
Qué entiendes por medio de producción?
«en ese caso no tengo ningún bien que intercambiar y me veo obligado a vender mi fuerza de trabajo para subsisitir»
Qué es la fuerza de trabajo? (Yo tengo entendido que el trabajo no es una mercancía, por ende el concepto marxista de fuerza de trabajo -el cual no solamente entiende el trabajo como un concepto bastante extraño, que no se asemeja a la realidad a mi entender, el trabajo es en esencia, cualquier costo de oportunidad que incurra una persona para obtener un fin concreto- ) aún así, si el intercambio es voluntario, dígase hay voluntad entre partes, la condición tuya mejoraría, y dada las condiciones de un mercado liberado, tu salario estaría acorde con el valor producido o que aportaste.
Medios de producción son en escencia, la posesión de un espacio e instrumentos de trabajo. (Proudhon). Que el trabajo es una mercancía (en el sistema de producción capitalista) ya lo demostró Adam smith en el siglo XVIII. Por fuerza de trabajo me refiero al acto de trabajar en sí mismo, nada mas simple de entender, (gasto de musculo, nervio, cerebro, energia). No estoy muy familiarizado con el concepto de «costo de oportunidad» pero entiendo que se refiere al consumo de bienes e inversión de capitales dentro del sistema capitalista. O sea eso sería «comprar trabajo» directa o indirectamente, según Smith, Proudhon, Marx, etc.
Cuando el capitalista compra «trabajo», o sea contrata a un trabajador, se queda con una parte del valor que que el trabajador produce, eso lo demuestra Proudhon en «Que es la propiedad» 1840 y » Sistema de contradicciones economicas» 1846.
Me remito a autores y textos para quien quiera consultarlos. Saludos
Es un problema de falta de opciones,es ahí donde debería entrar la opción de poder confirmarte en una empresa cooperativa,o si no para un capitalistas,o ser un freelancer,o ser emprendedor,o trabajar en uber o algo así inclusive si no desea trabajar y dedicarse a las locas prifeciones que hoy existen como el ser influencer,la cuestión es aumentar las opciones para estos trabajadores ya sea vía educación,financiación,opciones no convencionales.Pero no reducir a solo la opción de vender su fuerza de trabajo o trabajar para una empresa Mutual o ser dirigido por un planificador central,la gente debe poder ser libre para elegir ,dejo en claro que es una opinión personal,saludos.
Buenas, y como se puede conseguir invitación para el blog?
«Este blog solo admite a lectores invitados»
Saluds!
[…] Dec 2 › Entrevista a Horacio Langlois, por Nicolás Morás » […]
Nicolás Morás: Gerente de prensa de una forestal de día, revolucionario de noche. Sacate la careta pendex !
Yo creí que le habian hecho la entrevista a Moras…
Igual estuvo buena, interesante el tal Langlois ¿Donde puedo encontrar mas sobre el?
Saludos desde Argentina!
Muy interesante. Mas alla de las premisas de Langlois, que parece un tipo muy inteligente, me gusta su perfil. Asi somos la mayoria de los activistas libertarios: corriendo de aqui para alla, que estudios, que trabajo, nadie nos paga por traducir o escribir. Es una labor muy digna pero no es sencilla y muchos desertan a medio camino. Tambien admiro a Moras porque el tampoco recibe nada pero por disciplina, talento o quien sabe alcanzo un grado profesional de difusion , esta presente en la prensa que se yo, me gusta saber que uno no esta solo y otra gente se esfuerza por llevar adelante las ideas
9gaic4