Movimiento obrero y producción centralizada
Tsekub ha colgado en su blog un texto de Luis Mercier Vega a propósito de los sucesos de Grecia con reflexiones interesantes sobre la relación movimiento obrero / tamaño de la empresa. El tamaño relativamente pequeño de las fábricas de décadas atrás propiciaba que los asalariados formasen barrios en las cercanías, y la convivencia cotidiana creaba vínculos fuertes que, cuando era necesario, se materializaban en sindicatos, mutualidades, cajas de resistencia, etc. Seguramente los más veteranos recuerden cómo los vecinos, cuando hacía buen tiempo, bajaban a la puerta con sus sillas para conversar.
La sustitución de esta multitud de fábricas pequeñas y medianas por unas pocas grandes fábricas centralizadas supone que los empleados provienen de lugares dispersos y que deben desplazarse desde largas distancias, debilitándose los vínculos entre ellos. Además, la compleja jerarquía administrativa crea la sensación de que serán incapaces de autogestionar sus puestos de trabajo.
Las comunidades obreras, que se formaban por barrios, por oficio, en los locales, en los sindicatos, están desapareciendo. El lugar de vivienda está demasiado lejos del lugar de trabajo; los bloques de alojamiento económico agrupan a familias cuyos intereses divergen y cuyos orígenes son infinitamente variados; los mass mediae incitan a cada individuo o a cada familia a aislarse. La gran empresa también, lejos de favorecer un sentimiento de solidaridad entre los participantes, refuerza los mecanismos. Al salir de la fábrica, los asalariados corren hacia los medios de transporte que los devolverán, esparcidos, a sus respectivos domicilios -o sea a media hora, una hora, una hora y media a veces- en metro, autobuses y trenes supercargados.
Y continúa:
Las proporciones gigantescas de algunas empresas, la extrema división del trabajo, la complejidad de los procedimientos de fabricación concurren para interiorizar al trabajador, hundirle en el sentimiento de que sólo es una pieza de repuesto en el engranaje. En una manufactura de zapatos, en una fábrica de muebles, en un taller de mecánica, la idea de reemplazar a la dirección patronal por una colectividad de compañeros no era utópica. Las relaciones de clase eran relativamente simples y las fronteras entre expoliados y beneficiarios parecían muy claras. La reivindicación suprema: la toma de posesión del lugar y de los instrumentos de trabajo por los trabajadores, exigía coraje y audacia mucho más que estudios superiores. Pero, en un conjunto de fábricas interdependientes, con producciones programadas desde arriba y funcionando en relación con un mercado movedizo, el anhelo de la conquista obrera y la fórmula “todo el poder a los sindicatos” suenan a utopía.
Si la abolición de monopolios, subvenciones y discriminaciones fiscales tiene como consecuencia la disminución del tamaño de la empresa, es muy posible que dicha reducción tenga el efecto de fortalecer las relaciones entre los trabajadores. Si una gran fábrica es sustituida por varias fábricas más pequeñas y dispersas, sus empleados probablemente también vivirán físicamente más cerca, la implicación de los vecinos será mayor y la burocracia administrativa disminuirá, con lo que la perspectiva de autogestionar las empresas quizá no parezca tan utópica.
¡Ahora solo necesitamos bancos mutualistas!
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6 Responses to Movimiento obrero y producción centralizada
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De acuerdo Víctor, pero da pie a una reconceptualización, ya que no se hablaría de asalariados, sino a emprendedores-empleados o mutualistas, en caso del agorismo o mutualismo respectivamente. Creo que llamar asalariados comprende una semántica equívoca que puede dar lugar a confusiones, o por lo menos a mí. A ver qué dices del tema.
Un saludo
Hola, Víctor. Gracias por la propaganda. Sólo una aclaración. El texto lo he colgado A PROPÓSITO de lo de Grecia pero no fue escrito A PROPÓSITO de lo mismo. Creo que el libro tiene la fecha de 1971 y, si te fijas, entre las comodidades el texto no menciona internet ni celulares. No sé si Mercier Vega vive aún.
Lo importante el primer lugar no es que las empresas sean pequeñas sino que sean libres en un entorno libre, si así son grandes, tienen empleados, se lucran mucho (podrían pagar buenos suledos), etc. eso no es per se ningún agravio a la libertad individual y tampoco tiene que serlo al bienestar social.
En base a qué podría serlo. Ahora que sea más beneficioso que hayn más empresas pequeñas, muchas de ellas con empleados-accionistas, etc. podría ser bueno, y fomentar el crecimiento de tejido social que permite hacer más resistente a una comunidad. Sin embargo la esencia es la libertad, y no estaría seguro si que todas las empresas fueran así sería algo bueno.
Mi opinión es que lo mejor sería el equilibrio, muchas empresas grades y muchas empresas pequeñas.
@ Presurista:
Los trabajadores serán asalariados hasta que ellos quieran no serlo: el mutualismo pone a tiro de piedra el emprendimiento, pero no es partidario de expropiar por las bravas (excluyendo la propiedad de la tierra, que tiene algunas particularidades).
@ Tsekub:
Creo que dice eso, ¿no? si queda muy ambiguo lo corregiré, gracias!
@ Fabricio:
Cuanto más pequeñas son las empresas, menor es la concentración de riqueza y mayores son las posibilidades de gestión democrática, además de una producción más respetuosa con el medio.
Como dice Roderick Long, hay imperativos éticos que no pueden ser obligados por la fuerza, pero sí son deseables para un anarquista. Ahí radica la diferencia entre libertarios vulgares y libertarios de izquierdas.
Depende del tipo de empresa.
También hay que tener en cuenta que los procesos productivos avanzan día a día en dirección de reducir la mano de obra o desplazarla a otros sectores. Lo que quiero decir es que el avance es favorable a la reducción de las empresas y el surgimiento de nuevos mercados junto con nuevas empresas.
hOLA Tsekub. Luis Mercier, se suicidó, de un tiro en la boca el 20 de noviembre de 1977 en Colliure, al sur de Francia, porque no quería verse envejecer. Contaba con 63 años de vida