La teoría del valor de Kevin Carson
Por fin están disponibles algunos capítulos sobre la teoría del valor de Kevin Carson, quizá el aspecto más polémico de su obra Studies in Mutualist Political Economy. Horacio Langlois ha traducido los tres primeros subapartados (A, B y C), que iré colgando estos días con su permiso. Yo he traducido el subapartado D, y espero traducir el capítulo entero durante el verano.
Aunque considero válida la crítica subjetivista de Robert Murphy, y pienso que el mutualismo puede sobrevivir en toda su pureza adoptando el marginalismo hasta sus últimas consecuencias (Carson parece hacerlo con miedo, en la idea de que la teoría del valor-trabajo es intrínseca al socialismo), resulta interesante leer una teoría heterodoxa del valor trabajo, así como a algunos de los críticos de Bohm-Bawerk, Menger y compañía que cita Carson a lo largo del texto.
Capítulo I: el ataque marginalista contra la economía política clásica: una evaluación y un contraataque.
A. Declaración de la teoría laboral del valor clásica.
La teoría laboral del valor, o, alternativamente, una cierta forma de la teoría del coste, eran comunes en la escuela clásica de economía política de Inglaterra.
Fue indicada en forma ambigua por Adam Smith: “el verdadero precio de todo, de todo lo que el hombre desea adquirir, es el trabajo que cuesta y el problema de su adquisición… El trabajo era el primer precio, el dinero de compra original con el que se pagaron las cosas”. En el mismo pasaje, aunque hablando de la posesión de una mercancía, el valor de esta consistía en “la cantidad de trabajo que puede encerrar…”. Y otras veces, él parecía hacer del trabajo el precio efectivo de mercado del valor de intercambio.
La declaración más clara y más eficaz de la teoría laboral estuvo en David Ricardo, en Principles of Political Economy and Taxation: “El valor de una materia, o la cantidad de cualquier otra materia destinada al intercambio, depende de la cantidad relativa de trabajo que sea necesario para su producción, y no de la mayor o menor remuneración que se paga por ese trabajo”. En la definición de tal doctrina, Ricardo eliminó la confusión entre el trabajo como la fuente del valor de intercambio y los salarios como componentes del precio.
De este principio, se concluía que la creciente renta de los dueños de la tierra y del capital era una deducción del valor de intercambio creado por el trabajo, y este variaba de forma inversa al beneficio: “Si el maíz va a ser dividido entre el granjero y el trabajador, cuanto más grande sea la proporción que se da al último, menos permanecerá para el anterior. Si las mercancías de paño o algodón van a dividirse entre el trabajador y su patrón, cuanto más grande sea la proporción dada al primero, menos queda para el último”.
Era totalmente natural que el movimiento socialista emergente aprovechase las implicaciones políticas de esta conclusión. La escuela de los “socialistas ricardianos” en Inglaterra tomó tal inspiración. El más grande de ellos, Thomas Hodgskin, escribió en Labour Defended Against the Claims of Capital, que los “salarios varían al inverso que los beneficios, los salarios se elevan cuando bajan los beneficios, y los beneficios se elevan cuando caen los salarios; y es por lo tanto que los beneficios, o la parte capitalista del producto nacional, se opone a los salarios, o la parte del trabajador”.
Marx, en su tiempo, se inspiró en la interpretación socialista ricardiana de la economía política clásica, al igual que en Proudhon. Según Engels, el socialismo moderno era una consecuencia directa de las penetraciones de la “economía política burguesa” en la naturaleza de los salarios, la renta y los beneficios.
En cuanto al socialismo moderno, no importa qué tendencia, comienza en la economía política burguesa, casi sin excepción toma la teoría ricardiana del valor. Las dos proposiciones que Ricardo proclamó en 1817 directamente al inicio de sus Principles fueron, 1) que el valor de cualquier mercancía está determinado pura y exclusivamente por la cantidad de trabajo requerida para su producción, y 2) que todo el producto del trabajo social se divide en tres clases: terratenientes (renta), capitalistas (beneficio), y trabajadores (salarios) – estos dos principios habían sido utilizados desde 1821 en Inglaterra para llegar a conclusiones socialistas, y en parte con la misma precisión y resolución de esta literatura, que entonces casi había sido olvidada y en gran parte sólo fue descubierta de nuevo por Marx, sería sobrepasada por la publicación de El Capital.
El grado real en que la teoría del valor de Marx es una consecuencia franca de Ricardo, y en el que esta era una preexistencia de la filosofía hegeliana con elementos ricardianos injertados, es una cuestión discutida. Pero para el actual propósito, trataremos en nuestro estudio la teoría del valor de Marx al grado en que nos permita acercarnos a la teoría ricardiana.
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4 Responses to La teoría del valor de Kevin Carson
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Curiosamente en mi blog de empresa he empezado a describir una hermenéutica del valor, para confluir en la teoría del valor de Carson. El problema es que Carson encara a mi juicio el valor desde una perspectiva objetiva, que desde Hume es lo que caracteriza a la economía política incluido Adam Smith, por una parte y a Menger y la escuela austriaca por otra. La perspectiva es la misma, el enfoque material objetivo-subjetivo de una teoría del valor, desechando la realidad formal que planteó Aristóteles en la axia como valor o dignidad-posesión. Os paso los dos enlaces pero advierto son tochazos filosóficos.
http://extatico.es/blog_ext/?p=455
http://extatico.es/blog_ext/?p=456
Carson considera que el trabajo es, objetivamente, la única fuente de valor, pero supongo que no concibe la TLV como explicativa de la formación de los precios en la economía. Corregidme si me equivoco, porque éste es un punto que no tengo demasiado claro.
Si estoy en lo cierto, entiendo que una de las principales aspiraciones de Carson es hacer confluir la ley del valor con los precios de los bienes, de tal forma que estos últimos sean equivalentes al trabajo que requirió su producción. Es el famoso «precio de costo», que, sin duda, todos los mutualistas anhelamos. El problema reside en la praxis: ¿cómo se mide el trabajo de forma objetiva? Hasta la fecha, me temo que el único que ha ofecido una respuesta razonable es Marx, con su «tiempo socialmente necesario para la producción». Esta idea, aunque notable, presenta varias fallas. Dos tareas pueden tener una misma duración, mas no precisar de igual esfuerzo. Además, resultaría ridículo que alargar la fabricación de un producto le dotase de mayor valor.
Sin entrar en discusiones filosóficas, considero técnicamente imposible la fijación de precios de acuerdo con la TLV. Asimismo, conviene recordar que un sistema de precios que obvie la escasez relativa de los bienes está condenado al fracaso.
Proudhoniano, lo que hace Carson básicamente es añadir la preferencia temporal y los rendimientos decrecientes a la teoría del valor-trabajo y, sobre todo, puntualizar que Bohm-Bawerk refutó un hombre de paja -según él-, para lo cual trae a colación muchas citas de los clásicos.
proudhoniano
NO entiendes el concepto de tiempo de trabajo socialmente necesario, revísatelo bien y verás que no plantea ninguno de los problemas que dices.
Un saludo