Contra Margaret Thatcher
http://ude-uc3m.blogspot.com/2008/05/margaret-thatcher-29-aos-29-citas.html
Ayer, día 4 de Mayo se cumplieron 29 años del ascenso al poder de Margaret Thatcher, también conocida como la “Dama de Hierro”, que el blogger autodenominado “anarquista”, Libertarian, califica de “Dama del capitalismo popular”. En primer lugar habría que preguntarse cómo puede ser el capitalismo popular, dada la definición corriente de capitalismo –sistema en el que el capital predomina sobre el trabajo-, pero, incluso haciendo nuestra la elastiquísima definición de capitalismo que utilizan los anarcocapitalistas, sigue sin cuadrarnos aquello de “popular”. Porque popular viene del latín populus, i, pueblo, y quien utiliza tal apelativo debe pensar que el mandato de Thatcher sirvió a aquel. Nada más lejos de la realidad.
En realidad, Margaret Thatcher fue el claro ejemplo de lo que algunos han dado en llamar “neoliberalismo”, quizá de una forma demasiado imprecisa, pero que consiste básicamente en robar a los pobres para financiar las guerras de los ricos, junto con otros exponentes de la política internacional de la época, como Ronald Reagan o Pinochet.
Bien, pasemos a los hechos. Poco después de llegar al poder, la Dama de Hierro tomó dos medidas fuertemente impopulares contra la raíz del bienestar de la gran mayoría de la población: los tipos de interés y los impuestos indirectos. Subió ambos: mediante la subida de los primeros, limitaba la creación de empleo y deprimía los salarios, y mermaba de paso la capacidad adquisitiva y de endeudamiento de las familias. A través del segundo método consiguió imponer un impuesto fuertemente regresivo sobre los pobres: ya que son estos quienes más porcentaje de la renta destinan al consumo, son estos quienes pagan realmente los impuestos indirectos (o lo que es lo mismo, al consumo). Poco después de la implantación de las medidas, el paro aumentó vertiginosamente. Y todo ello, claro, tenía un pretexto: controlar la inflación.
Después, las salidas de tono y los medios antipopulares para obtener el aclamado libre mercado – ¡qué mal ha hecho la propaganda engañosa de los apologistas del capitalismo monopólico!-se fueron sucediendo: cierre de minas, medidas anti-sindicales, etc.
En cuanto a las primeras, combatió a los huelguistas hasta rendirlos, cerró gran parte de las minas y vendió a los amigos un puñado de ellas, dejando en la calle a cientos de obreros en uno y otro caso. Si se nos preguntara por un medio más libertario -¡más libertario que privatizar desde el Gobierno!-, responderíamos que, puesto que se trata de empresas públicas, adquiridas por el Estado a través del robo, deben ser propiedad de sus ocupantes originales: los mineros.
También cedió bases del Reino Unido para los misiles nucleares norteamericanos en la guerra contra el comunismo, planeó utilizar armas de este tipo en la Guerra de las Malvinas y se ayudó de Pinochet en tal conflicto bélico (lo que quedó patente en reuniones posteriores de M. Thatcher con el dictador, en las que le expresaba sus simpatías). Cabe mencionar también, en el apartado bélico, el ataque con bombas de Libia y la presión que ejerció sobre George W. Bush padre para atacar Oriente Próximo…y es que la Thatcher siempre tuvo la mano muy larga, nada más liberal.
Por último, La Dama de Hierro disolvió el Great London Council, poniendo fin, así, a un período creativo de democracia directa y participativa en la que los ciudadanos de Londres, con Ken Livingston a la cabeza, tomaron partido en las cuestiones que afectaban a su ciudad, estableciéndose comités de mujeres, minorías étnicas, medio ambiente, etc. Es cierto que no fue una experiencia totalmente libertaria, pero dentro del limitado marco en que se movió, demostró ser una forma inteligente de empoderar a los ciudadanos, que bien pudo haber sido una magnífica transición hacia metas más encumbradas.
Margaret Thatcher fue una buena política, sí, pero eso no es ningún alago, como no lo es hablar de buenos ladrones, asesinos o mafiosos. Supo liberar el comercio lo suficiente como para llenar las arcas estatales –conocía bien la curva de Laffer-, cargar la imposición fiscal sobre los pobres e invertir ese dinero en uno u otro proyecto bélico para proteger los intereses a los que servía, ¿qué clase de neoconservador disfrazado puede reivindicar semejante personaje?
Muy buen post!!!
Me encanta este post. Es bueno saber que algunos gigantes también tienen pies de barro.