Estado y dominación: una reflexión libertaria

Jul 11 • Mutualismo • 4335 Views • 2 comentarios en Estado y dominación: una reflexión libertaria

Por Guilheme Roesler

Extraido de Açao humana y traducido al castellano;

 

El auge del burocratismo, del estatismo y de la planificación en los más diversos sectores de la sociedad fue el siglo XX, y no por coincidencia, es el siglo en el que las libertades y garantías individuales fueron más restringidas, cuando no descaradamente violadas por los Estados soberanos, divinos e inatacables. Karl Marx, y lo usamos de forma analógica, en su clásico El 18 de brumario de Luis Bonaparte, en un famoso pasaje, explica como esta situación se desarrolló en la Francia pre-napoleónica:

Ese Poder Ejecutivo, con su inmensa organización burocrática y militar, con su ingeniosa máquina del Estado, comprendiendo amplias capas con un ejército de operarios totalizando medio millón, además de más de medio millón de tropas regulares, ese tremendo cuerpo de parásitos que envuelve como una tela el cuerpo de la sociedad francesa y sofoca todos sus poros, surgió al tiempo de la monarquía absoluta, con el declive del sistema feudal, que contribuyó a acelerar. Los privilegios señoriales de los señores de las tierras y de las ciudades se transformaron en otros tantos atributos del poder del Estado, los dignatarios feudales se convirtieron en funcionarios pagados y el variado mapa de los poderes absolutos medievales entró en conflicto entre sí, en el plan regular de un poder estatal cuya tarea está dividida y centralizada como en una fábrica.

 

Por otro lado, ¿de qué forma perdura esta situación hoy en día? ¿Como una clase es capaz de oprimir otra sin que la clase oprimida se rebele contra la clase opresora? ¿De que forma fue posible consolidar la sociedad política de Oppenheimer sobre la sociedad civil si esta es éticamente superior? Diversas fueron las justificaciones a la explotación. Sin embargo, todas tienen en común un único aspecto: que el Estado, o mejor, un mecanismo burocrático al servicio de la clase dominante, es la única forma de integrar las fuerzas sociales en enfrentamiento en la sociedad, sea sacando a la luz el mito hobbesiano, o creando la doctrina de los monopolios “naturales”, esos monopolios que, si son dejados al servicio del libre mercado, no podrían satisfacerse las necesidades vitales de los individuos.

Destacan algunos teóricos estatistas más radicales que sostienen que sin el Estado no existe el derecho o existencia pacífica y voluntaria alguna entre los hombres. En resumen, estos teóricos de la sociedad política abogan que el Estado, sea un Estado Leviatán o aún un Estado mínimo liberal, es necesario como elemento de cohesión societaria. Deducimos entonces, por este análisis sumario, que además de una clase política o civil, existe otra clase que, al mismo tiempo en que no se inserta dentro de la dicotomía explotada/explotadora, desempeña un papel preponderante en el mantenimiento del statu quo de la clase dominante: la clase de los intelectuales.

La clase de los intelectuales desempeña un papel preponderante tanto en la legitimación de la existencia de la explotación vía medios políticos, lo que viabiliza y se refleja en la explotación económica por la concentración del capital por medios institucionalizados, como consecuencia de la protección del mercado y las tasaciones, como por la conformación de los oprimidos en relación a sus opresores. Al mismo tiempo en que la clase intelectual desempeña el doble papel de legitimación/conformación, realiza otro papel importante: el cambio del sentido común.

El cambio del sentido común se traduce, básicamente, alterando la conciencia de la clase dominada, la sociedad civil, haciendo que esta crea dicha dominación necesaria, hasta el punto de hacer con que esta reclame voluntariamente para sí la opresión, bajo la justificación de que para que la sociedad vil sobreviva es necesario el aparato de coerción estatal. Por otro lado, los intelectuales dan a la clase dominante la visión de que esta es imprescindible para que el bien común sea alcanzado. La clase dominante, así, se inserta no como un elemento extraño dentro de la sociedad (entendida en su concepto sociológico), sino como un elemento activo y necesario.

 

Es subvertida la lógica de los derechos individuales y de la supremacía de la libertad bajo el manto de la orden opresora y de la clase dominante. El papel desempeñado por los intelectuales puede ser entendido entonces no simplemente como la clase pensante, que busca soluciones a las cuestiones que aparecen en el mundo real. De contestataria, la intelectualidad pasa a ser legitimadora de aquello que era motivo de su revuelta: la explotación del hombre por el hombre. Varias, sin embargo, pueden ser las formas de la intelectualidad para infundir sus conceptos a la vía de dar legitimación a la clase dominante; el primero es por la difusión en los medios de comunicación de sus ideas, y la segunda forma es por la enseñanza.

Cuando los intelectuales se manifiestan contra la libertad, contra la economía de mercado, no hacen otra cosa que justificar que ciertos grupos representadospor ellos deben ser beneficiados a costa de los demás miembros de la sociedad civil. Los intelectuales que se manifiestan a favor de ciertas categorías profesionales no hacen más que defender sus intereses bajo el velo de los argumentos tecnicistas aparentemente complejos, pero que, si se revelan a la luz de la buena libertad, se muestran como siempre fueron: argumentos en favor de la dominación pura y simple. En el fondo, los intelectuales no hacen sino legitimar el poder establecido o un grupo en vías de su conquista. En ambos casos, la libertad de la sociedad civil se ve amenazada.

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2 Responses to Estado y dominación: una reflexión libertaria

  1. Queridos Amigos Libertários,
    Muito grato pela tradução do meu artigo. Fiz um post comentando-a:

    http://acao-humana.blogspot.com/2008/07/traduo-do-artigo-estado-e-dominao-uma.html

    Gracias.

  2. Victor L. dice:

    Gracias a ti por el artículo, Guilherme 😉

    El blog está muy bien, felicitaciones, de hecho me gustaría ir traduciendo más artículos que estoy viendo al castellano, si no te importa.

    ¡Nos leemos!

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