Políticas corporativas en tiempos de crisis

Ene 8 • Actualidad • 3161 Views • No hay comentarios en Políticas corporativas en tiempos de crisis

Hace algo más de una semana, el gobierno español se reunió con dirigentes indios para, como con Marruecos, abrir mercados a las empresas españolas (ver aquí la noticia completa). El contenido  de los acuerdos fue similar: España se compromete a financiar las infraestructuras de transporte de la India, y la India se compromete a simplificar las trabas comerciales y dejar pasar –o privilegiar- los productos españoles. Esto a priori podría parecer “libre cambista” y, de hecho, es una de las causas por las que diversos colectivos izquierdistas achacan al libre mercado las consecuencias del imperialismo corporativo, pero más adelante volveré sobre esto.

En los fuertes periodos de crisis, las corporaciones suelen presionar al Estado para garantizar los mercados o conquistar otros nuevos. En el crack del 29, Franklin D. Roosevelt creó el NRA, un programa de cartelización de la industria para evitar la quiebra masiva de las grandes empresas, el mantenimiento de los beneficios y los puestos de trabajo. Anteriormente, en las primeras crisis que padeció el capitalismo corporativo (en 1870 y sobre todo 1890), la solución fue distinta: el imperialismo, esto es, la protección aduanera en el interior y la conquista de mercados exteriores para depositar el excedente corporativo. Esto es lo que están haciendo actualmente los gobiernos, con algunas variaciones. Y tiene una explicación.

Las grandes corporaciones basan su preeminencia en el mercado en las economías de escala, esto es, en la reducción de los costos unitarios de producción a base de aumentar su volumen. Así obtienen un uso más intensivo del equipo y de los trabajadores que les permite reducir los precios y superar a las empresas más pequeñas. [1] Por ejemplo, una fábrica de zapatos que consiga, mediante ampliación, que cada máquina y cada trabajador produzcan más zapatos, hará disminuir el costo unitario de cada zapato.

Ahora bien, para que las economías de escala tengan alguna efectividad –además de las subvenciones al transporte mencionadas en el pie de página- es necesario que los mercados sean lo suficientemente amplios. En tiempos de crisis, por lo tanto, cuando los mercados se contraen, las grandes corporaciones pierden la ventaja de las economías de escala y requieren la ayuda estatal para, o bien cartelizar la economía como en el crack del 29, o bien conquistar bajo monopolio los mercados exteriores, como en tiempos del imperialismo. De lo contrario, las pequeñas empresas volverían a ser competitivas.

Explicado esto, puede entenderse por qué estos acuerdos bilaterales que se multiplican con esta crisis, en apariencia “libre cambistas”, son totalmente contrarios al laissez faire. En primer lugar porque suponen la construcción de inmensas infraestructuras de transporte con dinero público; en segundo lugar porque se trata de acuerdos entre Estados que actúan como portavoces de sus corporaciones y, en tercer lugar, porque estos acuerdos excluyen o limitan el libre comercio con terceros (pues de lo contrario a las corporaciones –en este caso españolas- les sería muy difícil colocar sus excedentes en el país acordado –India-).

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[1]: Estoy obviando deliberadamente las subvenciones al transporte, que aumentan artificialmente la eficiencia de las economías de escala, y otros tipos de privilegios, para no complicar la explicación.

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