Los ascensos como mecanismo de motivación

Jul 15 • Mutualismo • 4242 Views • No hay comentarios en Los ascensos como mecanismo de motivación

jerarquia

Como consecuencia de la jerarquía y del divorcio entre el trabajo y la recompensa, las empresas se ven obligadas a utilizar mecanismos como la promesa de ascensos para motivar a sus trabajadores. Sin embargo, este expediente no está salvo de inconvenientes.

Por una parte, la asignación de puestos por parte de la gerencia tiende a convertirse en una cuestión política dentro de la organización, donde son frecuentes las “destituciones hacia arriba” para librarse de empleados molestos, o las “retenciones de la gente que vale” por parte de la baja gerencia, reacia a prescindir de sus mejores empleados en beneficio del escalón superior de la jerarquía. Al final, los trabajadores son desplazados de un departamento a otro no a causa de un cambio en los precios relativos, sino porque les es ordenado: el libre mercado es sustituido por la planificación central.

Además, como apunta Peter Drucker:

En la gran mayoría de los negocios, las oportunidades de ascenso no reflejan otra cosa que la mano muerta de la tradición, objetivos confusos, pereza mental o ascensos por “alta visibilidad” antes que por competencia probada.

Por otro lado, si la promoción para un pequeño número de empleados tiene algún efecto positivo, este queda parcial o totalmente anulado por el hecho de que la gran mayoría de trabajadores quedan frustrados al ver que, a pesar de la propaganda corporativa, los mecanismos de promoción tienen poco que ver con motivos estrictamente laborales. Nuevamente, escribe Peter Drucker en La gerencia de empresas:

Aun en el negocio que crezca más rápidamente sólo una minoría del personal gerencial será ascendida. Para los demás, el puesto en el cual están hoy será probablemente el que tendrán hasta que se jubilen o mueran. El exceso de énfasis sobre los ascensos desmoraliza y da sensación de frustración a tres o cuatro de cada cinco gerentes. También conduce a la forma equivocada del espíritu competitivo que consiste en tratar de adelantar a costa de los compañeros.

Como remedio, Drucker proponía que los individuos más eficientes pudiesen llegar a percibir recompensas monetarias equiparables al salario de los empleados de dos peldaños más en la jerarquía, de modo que la ansiedad por ascender quedase atenuada en alguna medida.

Quizá Drucker debió advertir que el problema de motivar a los trabajadores proviene en primer lugar del mismo fundamento de la economía corporativa, basada en la propiedad ausente y el trabajo asalariado, en lugar de buscar el modo de despertar en el trabajador motivaciones extrínsecas que no le proporciona el ejercicio de su tarea per se.
Después de todo, no hay contexto más saludable que aquel en que cada actor internaliza los costes y beneficios de sus propias acciones.

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Fuentes:

La gerencia de empresas, Peter Drucker

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